Roberto Soria se buscó muy bien la vida y fue de los pocos que desde el principio tuvo material americano. Esta es su historia:
«Yo vivía en el Parque S. Bautista, era un barrio desconectado de Madrid, en la ciudad lineal, abundaba por la zona gran paisanaje americano, procedente de la base de Torrejón de Ardoz.
En él barrio nos tirábamos con carromatos de rodamientos por las cuestas del barrio, en especial por la cuesta del Kosca, afición que tenían ya los chicos mayores del barrio, el Perico y su clan, construimos muchos carromatos.
También éramos aficionados a los patines Sancheski de esos que se ponían en los pies atados con una correa, la moda la impusieron las chicas del colegio de monjas Nuestra Señora del Buen Consejo, nosotros seguimos el consejo con el anhelo de cuando se cayese alguna, echarla mano y ayudarla a levantarse, pero sucedía todo lo contrario.
Mi primer monopatín fue un Naiz azul, me lo compre asesorado y en compañía de Fernando Madueño un sábado por la mañana en la ferretería de Horacio, por 850 calas de la época que gane plantando bolos en la Peña Bolística Madrileña, en mi casa consideraban muy peligroso las bicis y los patines.
Un día apareció por la cuesta Kosca, ‘Maicol’, bueno Miguel Balaguero, de padre Español y madre americana vecino del barrio, con un monopatín americano, de aluminio y fue ponerme encima, darle un par de patadas y aquello empezó a correr, como si lo empujase el mismo diablo. Claro… los rodamientos, eran de precisión. No volví a tener esa sensación hasta el día que probé las Kriptonis 70mm rojas.
Quede tan fascinado que empecé a aficionarme a los patinetes, luego me hice con uno de los Americanos, comprando material de segunda mano a los Yankees, Road Rider amarillas, ACS 651 y una tabla que me curre a mano en madera de haya maciza replica xasta de las primeras Logan de la época, le puse hasta la pegatina roja y todo.
Con Maicol, empecé a comprar material nuevo en U.S.A con el correo aéreo de la base y pagándolo con una Visa del Banco Latino, primero en la casa AMPUR, luego hacían mejores ofertas en VALL-SUF y finamente en KANOA-SURF, hasta un Flayaguay rojo tengo de la época, que jamás he utilizado para patinar, solo para la moto, pintado de amarillo.
El comprar material por correo, era una práctica inusual, para la época, la gente no se fiaba, yo siempre he comprado el material por correo y lo sigo haciendo, pues el ahorro es grande, pero la mayor ventaja para mí, es que te permite tener lo último, claro que hablamos de una época en que la gente no creía que existiesen hornos capaces de calentar un café en segundos, o que no concebía algo tan simple como la pizza, que tras muchas explicaciones, llegaban a la conclusión de que era una empanada gallega con queso.
Había varias rampas, por la zona, hechas con maderas cada una de una ostia y montones de clavos y tornillos traicioneros, donde solíamos jugaros el tipo, incluso ‘Maicol’ tenía una, que solíamos montar frente a unas torres blancas.
¡No fallaba la cosa oiga!, donde había Yankees….. Había patinetes, rampa, pizza y cerveza.
Empezamos a concentrarnos en el P. Conde de Orgaz, en una plaza que hay en mitad de la C/ Ahones. Vivian dos Americanos, Rod y Elene, y todos los sábado y domingos nos concentrábamos en aquella rampa, que sus propietarios, no dejaban usar tan generosamente y de manera desinteresada, gracias a la afición al bricolaje su padre el Sr Hernes, hubo 2, la primera eran dos planos inclinados, blanca y con el logo de ALVA y la segunda era ya tubular de 2m de ancho por 3m de alto y una vertical de 50cm, estas rampas, bien construidas, aguantaron el cachondeo unos 3 años.
Conocí allí a Pablo Sela, que aparecían por allí con los de Arturo Soria, era impresionante ver a Pablo hacer unos aéreas fronsay tan exagerados que abecés tras un talegazo impresionante, lo caía en el suelo de plano en medio de un terrible estruendo, se me antojo, que su Dog Tawn Shogo Kubo era indestructible.
En aquella rampa empecé mis primeros aéreas y amagos de inver y me rompí por segunda vez el escafoides el escafoides del brazo izquierdo.
Luego hubo una gran epidemia en la zona, emigración masiva de americanos a Yankilandia, como llamaban a su tierra, se estaban desmantelando las bases aéreas, incluso ‘Maicol’ se dio el piro a Chicago, la rampa se quedó sola, duro un verano hasta que los de seguridad del parque la desmantelaron ya muy deteriorada.
Estudiaba el primer año de FP Metal en la Universidad laboral de Alcalá de Henares y no quería regresar al barrio pues la gente se había aficionado al caballo.
En esta crisis empecé a moverme por Madrid, conocí nuevos ministerios, pero no me molaba mucho ni el rollo ni el nivel de la peña y además no había rampa, más que la de Caribean, un plano inclinado, que acaba en un cuarter de apenas un metro de transición, no quise ni intentarlo, hasta que me volví a topar con ella en casa de los hermanos Laguna y allí probé su acción diabólica, coincidí con Pablo Sela y su 2 caballos, también conocí a Nacho Puig y Javier Corcobado y a Julián que en ese momento degustaba un bote de fabada litoral sin calentar.
Hubo rampa por algún tiempo, luego nos fuimos en masa y tomamos el Pº Recoletos, allí se concentró toda la peña y no hacía falta quedar, siempre había alguien, como mínimo, Ángel el Vueltas (Ángel Moreno) y Nacho Perianes, incluso hubo un tiempo que pensé que estos dos Vivian allí, se hacía Slalón, Freestile y en aquel popurrí de gente había quien había estado en los equipos Españoles de la Época, California Surf, Pepsi, Sancheski, Amaya. Una característica de aquella tribu, es que rara vez hablaban de Futbol.
También había gente que patinaba con Roller, yo sin ir más lejos (y más gente que no lo dicen los muy cobardes) a mí me han gustado mucho los Roller incluso en rampa, de hecho fui uno de los que inaugure, la pista Rolling de Chamartín, es más, estábamos ensayando la exhibición de inauguración cuando lo del Tejero. Vino un señor bajito con bigote y nos dijo, “iros pa casa can dao un golpe destao”, recogimos los bártulos y nos dimos el piro cagando leches.
A veces aparecía José Antonio por Recoletos y repartía camisetas, de su tienda Caribbean, al que yo había conocido ya cuando estaba en un pequeño chiringuito, en Cimarra Sport, podías comprar o no, pero su asesoramiento estaba asegurado en una época en la que no había ni se conocía el material en España, seguramente sea la persona más sepa de Skate en este país.
La siguiente rampa fue en el velódromo del polideportivo de Aluche, solía ir con J. Ramón Segura, era de cartón piedra y meca lux, cuando sacabas ruedas, era fácil que se rompiese el cartón piedra y te cayeses por detrás, un nuevo truco, sacabas 3 ruedas se oía un grito y desaparecías, para hacer un aereals, primero había que conseguir que dos personas la sujetasen, luego cuando lo caías, el patín se quedaba clavado, en el nuevo agujero que acababas de hacer, llevándote la bronca del personal, además del talegazo de marras.
Duro poco, hasta que la quemaron para robar el hierro del meca lux de la estructura y ¡hala para Recoletos!, añadiéndose más gente a la tribu, y de Recoletos al Rok-Ola pasando por el cine Covadonga, donde siempre echaban las mismas películas musicales de la época, pero era el único cine que he conocido donde se podía pasar con dos litros de cerveza y además te dejaban fumar.
José Antonio de Caribbean, se hizo con Hall-Pipe, de madera pintado de rojo un poco estrecho, pero robusto poderoso ¡cojonudo! el hombre lo montaba y desmontaba donde podía, como una atracción de feria, estaba garantizado el día de la fiesta del patín en el retiro.
Al regreso de unas vacaciones en Galicia, una tarde en el barrio me topé con el Sr Moreno, tenía una flota de autobuses que cubría el trayecto de Moncloa al Parque Sindical, ya me había comentado algo mi padre. Dijo que había una Rampa en P. Sindical, que me llevaba y me traía, eso sí, había que estar en pie de guerra a las 6 de la mañana y regresaba a las 8 de la tarde, mi padre no puso pegas, pues conociendo estas calamidades con las rampas, le dijo al Sr. Moreno: “si se mata por lo menos avisa”. Estaba intrigado con quién podía estar involucrado en semejante hazaña, pues con los exámenes y las vacaciones llevaba tiempo desconectado de la tribu de Recoletos, pero suponía que serían ellos, y así fue, además estaba por medio el Sr. Tomás Moreno, gran ebanista, que hacia una tablas en maderas nobles, recuerdo una de Pista de 10’ en ajedrez que era el digna de museo. Él había construido la rampa, cuando llegue estaba tirando de berbiquí, para poner una plataforma encima de la vertical, me impresionó lo bien construida que estaba y cuando Luis Matasanz, o Luis Bocina, me explico las condiciones del club, no dude un momento en unirme al grupo. Fue uno de los domingos más grandes de mi vida, había rampa, era fiable y había gente con la misma afición, esperando la típica cola para subir, mientras se intercambiaban consejos e impresiones y además hablaban Español.
La ambición del Sr. Tomás no tenía limites, y pronto estábamos detrás de ver la manera de poner un Hall-pipe y a la vuelta de otro verano al interesarme por el tema del pay, me contaron que Sr. Tomás Moreno, pretendía construir un SkatePark, cosa que me pareció el mayor disparate que se le haya ocurrido a nadie, hable con él y así me lo confirmo, llegando a la conclusión de que en su cabeza no había nadie al volante.
Empezamos la obra, nuestro club aportaba el pago de la excavación y la mano de obra, el Parque Sindical, aportaba el terreno y el cemento, pagábamos todos los socios unas cuotas mensuales para gastos de la obra.
Yo le explique que estudiaba FP metal, interno, y me mandó hacer mayazo con los hermanos Laguna, todavía recuerdo a Antón partiéndose de la risa y como decía Sr. Tomas: “la obra va durar más que un traje de pana”, “parezco un padre misionero”, otras veces decía: “parezco el Padre Domingo Ortega”, y el que le preguntaba quién era ese, le respondía: “el padre misionero”.
Cuando me marché a la mili faltaba todavía el Pay, solo estaban terminados dos sectores centrales, y cuando regrese del Tercio, ya estaba terminado, pero no lo habíamos terminado nosotros, fueron unos albañiles, y nada que ver con lo nuestro, duro la obra cerca de 3 años.
Estuve un tiempo patinado, pero poco, de todos aquellos que formábamos el grupo solo eran constantes, Juan Laguna, José Ramón Segura y Francisco Burgos y gente nueva que empezaba con muchas ganas y afición, HABÍAMOS PUESTO LA SEMILLA DE ALGO, QUE NADIE NUNCA PODRIA DETENER, y esto era lo más importante de toda esta hazaña.
Luego llevado por los disparates de Francisco Burgos me pase al Snowboard, montando las primeras tablas SIMS de la época en ValdeSki y junto con Juan Lacuture, Josu Pérez Arnau, Nacho Luque, Pablo Casas, los hermanos Mombiedro, Miguel Bonal, entre otros, participamos en la creación de la A.E.S, Asociación Española de Snowboard más tarde participamos en la creación de la I.S.F, International Snowboard Federación, en Paso Stelvio Italia.
En la I.S.F llegue a ser Juez Internacional y Jefe de Jueces de Hall-Pipe, para España, por votación popular de los asociados, cargo que ejercí durante 4 años consecutivos, más o menos, lo que duró el circuito Ballantines, pero esto ya ……..es otra historia.
Un día de repente me hice mayor, me di cuenta de que todo esto había pasado tan rápido como cuando estas dentro del Bowl y solo quedaban gratos recuerdos, grandes amigos y muchas lesiones y achaques, pero mereció la pena, bueno mejor…………la alegría.»
Roberto, al leer tu historía, que en parte conocía, he vuelto a recordar esos buenos momentos vividos con todos aquellos a los que nos había picado el mismo «bicho» el MONOPATIN. He disfrutado mucho leyéndolo. Un fuerte abrazo.